Si ya el sexo es un tema tabú (como ya hablé en artÃculos anteriores) las fantasÃas son algo con lo que nos iremos a la tumba.
Las fantasÃas siempre las relacionaremos con lo perverso, lo malo, porque es lo que hemos aprendido desde pequeños. Pero lo que no nos damos cuenta es de que en el ser humano, como animal creativo y pensante, las fantasÃas son algo normal, cotidiano. Pero tenemos miedo a pensarlas, al qué dirán si los demás se enteran de estas.
El caso es que todo el mundo tiene fantasÃas, pero muy poca gente sabe convivir con ellas. La negación de las mismas puedo traer consigo problemas en la pareja o en la persona en sÃ; esto no quiere decir que vayamos contando a los cuatro vientos todas nuestras fantasÃas, pero sà que seas capaz de aceptarte a ti mismo sin llegara a pensar “¡Dios mÃo, estoy enfermo!”.
Llegado este punto hay que diferenciar entre deseo y fantasÃa, conceptos que a veces o quedan muy claros o que llegamos a confundir. El deseo es aquello que nosotros somos capaces de realizar y que esperamos conseguir, por ejemplo practicar sexo en el coche o realizar alguna postura en concreto; mientras que la fantasÃa es lo que no vamos a realizar, esto no quita que en algún momento cumplamos alguna de las nuestras.
Pues bien, nunca hay que cumplir todas las fantasÃas. Nunca. Siempre tenemos que tener algunas en la cabeza porque estas dan mucho juego a todo el erotismo que podamos tener en nuestra vida.
Una cosa curiosa de estas fantasÃas es la diferencia de preferencias entre hombres y mujeres. A los hombres nos gusta más la acción y pensamos en el acto sexual y en la eyaculación, mientras que las mujeres piensan más en la historia, es decir, ellas empiezan a fantasear desde más atrás del sexo, por ejemplo desde una mirada o desde un encuentro fortuito, y se centran más en el cuerpo en sà (el tacto de la piel, el olor, el calor corporal) y no en el pene y en la vagina (como es el caso de los hombres). Además cabe destacar que entre las mujeres heterosexuales no es raro encontrar que desean mantener relaciones con personas de su mismo sexo, mientras que en los hombres esta es de las últimas preferencias. En el caso de los homosexuales (tanto hombres como mujeres) no encontramos que haya morbo en un encuentro sexual con personas del otro sexo.
Asà que ya sabéis, habla con tu pareja intenta averiguar alguna de sus fantasÃas y dile tú algunas de las tuyas, pero siempre guárdate unas pocas para ti. Distingue bien entre fantasÃa y deseo, y de estos últimos no hace falta que os guardéis ninguno.
Curioso el ser humano y su capacidad de creación.
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